Las lluvias, el cambio climático y el buen vivir

Nuevas tormentas azotaron distintas regiones del país, con fenómenos y daños diversos. La prensa oral y escrita se dedicó, en la mañana del martes 8 de abril, a describir el fenómeno pero fueron muy escasas, casi nulas, las entrevistas a expertos para hablar de los motivos de estos fenómenos que se reiteran en distintos lugares del país y en períodos cada vez más breves. 

Estas reiteraciones suceden a solo días de haberse cumplido un año de las inundaciones de La Plata, Berisso y Ensenada, las que dejaron un número aún incierto de muertos y desaparecidos. Lo que ha generado una discusión en el plano jurídico entre el Juez Luís Arias y el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que desesperadamente trata de ocultar la magnitud del desastre, ocultando la cantidad real de víctimas humanas y perdidas materiales entre la población más desprotegida. 

Hace un año, desde el Foro decíamos que: “Ya no se puede tolerar los comentarios perversos de funcionarios que le echan la culpa a la naturaleza”. Lo intolerable es que aún se siga con ese discurso, mientras la ciencia del mundo habla de cómo afecta al planeta el efecto invernadero. Señalando claramente a los culpables: el capitalismo mundial.  

Pero no paran. Intentan avanzar sobre los humedales, voltean árboles sin miramientos o rellenan los valles de inundación para nuevos emprendimientos inmobiliarios. El Gobernador Scioli discute sobre la cantidad de muertos con el Juez Arias mientras la provincia propone una ley de reordenamiento de los Bosques Nativos bonaerenses que ocasionaría una perdida significativa de los bosques ya existentes y la desprotección de miles de hectáreas de espacios verdes que quedarán sometidos a la avaricia de cualquier tipo de negocio. 

En esta dirección se inscriben los planes de Techint en la Reserva Natural de Bernal, los planes del municipio de Berazategui para casi 20 kilómetros de costa, que incluyen un vial costero y varios emprendimientos comerciales que destruirían los humedales y valles de inundación, poniendo en serio riesgo la Selva Marginal de Hudson.  

¿Cuando la lluvias intensas caigan sobre esta parte del Gran Buenos Aires y ya hayan destruido los espacios que la naturaleza creó para evitar grandes desastres a quien le van echar la culpa? 

También trabajan aceleradamente para crear otra barrera al escurrimiento natural del agua con la construcción de la Autopista Presidente Perón, obra que intentan hacer pasar por el corazón de la Reserva de Biosfera Parque Pereyra, ocasionando un doble mal. La respuesta de los gobiernos municipales, provincial y nacional es la necesidad de contar con una vía rápida y más barata para unir los puertos de Ensenada y Zárate. ¿Ha esto le llaman progreso? 

Todos los matutinos de circulación nacional han mostrado fotos terribles de los efectos de las fuertes lluvias de estos días, las que por suerte en esta oportunidad no han causado un alto número de victimas fatales (aunque solo una ya es una pérdida irreparable). Entre estas fotos está lo que podría denominarse el “reclamo a gritos del arroyo Maldonado” que en Ramos Mejía mostró la necesidad de analizar seriamente como se realiza un estudio minucioso para volver abrir todos los arrojos entubados, demostrando que este concepto (el entubamiento) es una falsa solución (ver foto).

El mundo está al borde de su destrucción: tanto porque los países centrales –particularmente los EE.UU.- se niegan a firmar o hacer efectivo, todos los acuerdos de reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de azufre (SF6). En la misma dirección se debe ubicar las políticas extractivistas y la deforestación. 

Hay un camino: parar el accionar depredador del capitalismo, aplicar los acuerdos internacionales que aunque insuficientes podrían ser un camino para empezar y estudiar un plan de urbanización basado en el respeto a la relación armónica entre el hombre y la naturaleza. No tengamos miedo en pensar en volver a abrir los arroyos entubados, terminemos con las megaobras que voltean miles de árboles en las zonas más pobladas,  protejamos todos los espacios verdes. Lo que está en riesgo es la vida en el planeta. 

La alternativa es luchar por un buen vivir en armonía con la naturaleza.

 8 de abril de 2014

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