El cambio climático y la defensa de la vida

Cerca de 150 Jefes de Estado dieron inicio en París a la poca ambiciosa Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que durará dos semanas y en la que se prevé alcanzar un acuerdo mundial sobre el clima que entraría en efecto en 2020. Nada esperamos del encuentro, ni de la disposición de los principales responsables: el gran capital y las coorporaciones.

El texto propuesto de por si asegura que no se persigue la justicia climática que millones de personas en el mundo venimos reclamando. La actitud, que repudiamos, del gobierno francés que escudándose en los hechos ocurridos el 13 de noviembre desató una feroz represión contra miles de personas que salieron a las calles y formaron una cadena humana de más de 3 kilómetros pidiendo por un autentico combate contra el cambio climático, muestra cual es la decisión de las grandes potencias imperiales respecto al compromiso para salvar la vida en la tierra.

La COP 21 tiene como objetivo la elaboración de un acuerdo vinculante que permita limitar las emisiones de carbono y estabilizar el aumento de temperatura en menos de 2º. Sin embargo, las expectativas sobre este acuerdo son muy escasas ya que Estados Unidos y China se niegan a que la limitación de gases tenga ese carácter vinculante (y se rija por las normas de un tratado internacional), puesto que eso la haría de obligado cumplimiento y exigiría una verificación y rendimiento de cuentas ante la ONU.

Las organizaciones sociales venimos denunciando la perversidad de las cumbres anteriores donde claramente se privilegiaron los intereses del gran capital financiero por encima de los intereses del pueblo. Por ello denunciamos, junto a otras organizaciones y millones de personas, la mercantilización de la naturaleza.

Como expresa el documento de la Multisectorial contra el extractivismo sumamos nuestra denuncia a que la COP 21 (como era de esperar) no abordará “las principales causas del cambio climático, y que se deje fuera de discusión el actual modelo capitalista de producción y consumo extractivista y depredador de los bienes naturales. Denunciamos que las soluciones que se ofrecen resultan ser sólo mecanismos que otorgan al sector privado y a los países desarrollados mayores oportunidades para la realización de negocios, a costa de la vida y la salud de los pueblos”.

Acompañamos las luchas cotidianas de los pueblos por sus derechos y en defensa de sus territorios. Acompañamos a las comunidades que luchan contra los megaproyectos mineros, contra los monocultivos y la expansión de la frontera agrícola, contra las grandes represas hidroeléctricas, contra el fracking, y desde nuestra geografía redoblamos la lucha en defensa de los humedales, valles de inundación y todos los espacios verdes, ríos, arroyos y cuencas hídricas. Como así no les daremos tregua a los gobiernos que nos enferman y matan con basurales a cielo abierto, negociados inmobiliarios que generan inundaciones y todas las agresiones ambientales que suman a los males del efecto invernadero.

Manifestamos nuestro apoyo a las propuestas debatidas en el marco de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra realizadas en Cochabamba en Abril 2010 y en octubre pasado, cuyas consensuadas conclusiones serán  presentadas en París, “a la comunidad internacional y a los gobiernos del mundo para preservar la vida y contra el cambio climático; como una respuesta urgente a un fallido sistema capitalista y modelo civilizatorio que son la causa estructural de la crisis climática en el mundo”.

La Declaración de la Conferencia Mundial de los Pueblos contra el cambio climático, realizada en Tiquipaya, expresa más adelante que: “El mundo está siendo azotado por una múltiple crisis global que se manifiesta en una crisis climática, financiera, alimentaria, energética, institucional, cultural, ética y espiritual y en un estado de guerra permanente. Esto nos señala que estamos viviendo una crisis integral del capitalismo y de un modelo de sociedad. Para sobrevivir, la humanidad tiene que liberarse del capitalismo porque conduce a la humanidad hacia un horizonte de destrucción que sentencia a muerte a la naturaleza y a la vida misma”.

Tenemos que poner en marcha un nuevo modelo civilizatorio que valore la cultura de la vida y la cultura de la paz, que es el Vivir Bien. Los pueblos del mundo nos sublevamos contra un sistema capitalista que promueve los negocios ambientales, la mercantilización y la privatización de las funciones ambientales de la naturaleza, que son y deben seguir siendo un bien común de los pueblos.

El resultado de la COP21 determinará si el mundo será capaz de mantener la temperatura media promedio para el siglo XXI 2 grados centígrados por encima de la temperatura media pre-industrial y tal vez evitar así el desastre, o por el contrario, nos precitaremos hacia una catástrofe segura.

Tenemos que sanar a la humanidad para salvar a la Madre Tierra!!

 

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