Cambio climático y desastres naturales: ¿causas humanas detrás de las inundaciones?

Las recientes inundaciones en Buenos Aires reabren el debate sobre el impacto del cambio climático. En un contexto donde el Servicio Meteorológico Nacional enfrenta restricciones para abordar el tema públicamente, según trascendidos periodísticos, y donde los medios evitan un análisis de fondo, se vuelve urgente mirar las causas reales.

¿Qué dice la ciencia sobre el cambio climático y los eventos extremos?

Si bien es difícil atribuir directamente un evento específico al cambio climático, la evidencia científica sugiere que este fenómeno podría estar influyendo en la frecuencia e intensidad de los temporales y en otros eventos climáticos extremos, favoreciendo las inundaciones y los daños que se observaron en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.

Josefina Blázquez, doctora en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (UBA), explicó a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “El cambio climático trae aparejado un aumento en la intensidad y en la frecuencia de los fenómenos extremos”, pero, agregó, “para relacionarlo con el mismo, hay que hacer lo que se conoce como un estudio de atribución. Se trata de indagar cuánto del fenómeno se le atribuye al cambio climático, es decir, si este no estuviera, ¿el temporal hubiera sido tan extremo o tan intenso?”

Ecosistemas y actividad humana: monocultivo, barrios cerrados y pérdida de biodiversidad

Nadie duda de la necesidad e importancia de contar con ecosistemas sanos. Cuando un ecosistema está en equilibrio es un regulador natural que ayuda a mitigar los efectos de eventos naturales. Tener un suelo sano, capaz de absorber adecuadamente el agua de lluvia, junto con una vegetación que favorezca dicha absorción, es clave para prevenir inundaciones y mejorar la capacidad de retención del suelo.

Dependiendo de la región afectada, los motivos de las inundaciones pueden rastrearse a diferentes causas. En algunas de ellas fueron los barrios cerrados los que alteraron gravemente el funcionamiento de las cuencas hidrológicas, particularmente aquellos que ocupan áreas de reserva y humedales de alto valor ambiental, o los que se ubican en valles de inundación.

¿Quienes pueden asegurar que una situación similar no pueda suceder en lugares como Pueblo Nuevo o Plátanos debido al desmonte y ocupación de humedales y valles de inundación en la ribera local, particularmente en Hudson?

En otras regiones, la causa se relaciona con la siembra descontrolada de soja que ha convertido a una de las tierras más fértiles del país en zonas sin capacidad de absorción del exceso de agua. A esto se suma el uso de pesticidas que producen enorme daño no solo a la salud sino también a la fertilidad y absorción de la tierra.

En los lugares donde los monocultivos impermeabilizan el suelo, el agua se desliza como si estuviera en una rampa, afectando regiones más bajas topográficamente que reciben caudales desde varios kilómetros debido a la falta de absorción en zonas rurales, en lugar de ser retenida por el suelo y absorbida por la vegetación (que ya no está).

La destrucción del ambiente y la pérdida de biodiversidad debido a la actividad humana hacen que se pierda la capacidad de mitigación de los ecosistemas. Se torna urgente, entonces, implementar cambios que tengan en cuenta las causas y las consecuencias.

¿Cómo se soluciona?

Quienes niegan el cambio climático se oponen a la idea de que los desastres naturales tengan origen en la actividad humana y creen que podemos seguir con los sistemas productivos actuales.

Es evidente que se necesita obra pública en muchos lugares de esta enorme región y en todo el país, ¿pero qué tipo de obras? Las que están dirigidas a mantener e intensificar el sistema productivo actual son falsas obras. Hay quienes están convencidos que la solución está en ensanchar y darles más profundidad a arroyos y ríos, pero esa lógica no funciona.

Encontrar una solución al cambio climático requiere una transformación cultural enorme y otra política desde las esferas gubernamentales, porque significa cambiar la forma en la que producimos y la forma en la que consumimos.

Las transformaciones surgen de abajo hacia arriba: si cada uno de nosotros no está dispuesto a transformar nuestras acciones, incluyendo presionar a las autoridades, es difícil que la sociedad en su conjunto cambie. Esta realidad que sufre una parte grande de nuestros compatriotas puede suceder en cualquier otra región del país. No miremos para otro lado.

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