Nos mueve el deseo

Por ECOSUR | Así dicen hoy «las pibas», las que irrumpieron como el viento a despeinar todas las estructuras de nuestra manera de vivir, de consumir, producir, conocer y de vincularnos entre las personas y con la naturaleza (la naturaleza de nuestro cuerpo incluida). Y nos ayudaron a develar cuál puede haber sido el fuego que hace que Foro Ribereño esté cumpliendo 20 años: el deseo, lo que recrea la vida.

En éstos 20 años tuvimos la suerte de estar muchas veces cerca, de conocerlos actuando: con ganas, solidaridad, buscando información, imaginando propuestas, insistiendo en las soluciones. Sin patrocinantes, ni padrinos. Desde el deseo. Con sólo la inspiración de cuidar los ecosistemas ribereños. Son incontables las actividades y obras -públicas y privadas- que degradan la salud que detectaron, no elijen un objetivo, el conflicto los encuentra a ellos, todo lo que impacta o puede impactar en la salud del territorio y las personas, lo encuentran y siempre junto con los vecinos, lo desentrañan hasta que se vea la salida. A la luz del día, de cara a las instituciones políticas, en lo público. El Foro Ribereño es Ecologista con mayúscula, con arraigo en el territorio, que acciona en concreto e involucra a las instituciones del Estado y la Justicia, que abre a participar con generosidad.

Así fue que imaginaron (2007) y nos invitaron a compartir, formar una red entre grupos del Gran Buenos Aires por la sanidad de las cuencas hídricas que nos recorren y que testimonian gran parte del modelo industrial desde el siglo pasado y las apropiaciones para desarrollo urbanístico del siglo actual, la Red Espacio InterCuencas. Fue con ellos con quienes tuvimos la mayor fraternidad y sostenimiento a la convicción de accionar con sentido de cuencas como sistemas, poniendo por delante lo que vincula y relaciona los conflictos, y el protagonismo por detrás.

Recordamos especialmente el enorme esfuerzo y experiencia de lucha que implicó el ordenamiento de bosques nativos de nuestra provincia. Durante años compartimos audiencias públicas, reuniones con funcionarios, defendiendo los bosques que la provincia ya daba por desaparecidos, a pesar de que nuestros compañeros organizaban caminatas por ellos o tomaban mate a sus sombras. Extraños encuentros en los que las motosierras arrasaban con la lógica y la verdad. Todo el 2016 intentamos abrir las puertas de la Legislatura bonaerense cuestionando el mapa de bosques nativos que los legisladores no habían revisado, el texto de los proyectos y dictámenes, tratando de incluir los bosques que habían omitido, las selvas marginales sobre las que querían construir puentes, murallón y barrios cerrados con vista al río.

Hoy agradecemos esas luchas compartidas, en los 20 años más ricos de la historia personal de muchos de nosotros, muchas de ellas no tuvieron los resultados que esperábamos pero acá seguimos, sin resignación y sin concesiones.

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