Situación ambiental. Progresismo y progreso ¿es lo mismo?

¿Hay alguna relación entre progreso y gobierno progresista. Quizás lo primero que haya que preguntarse es que entendemos por progreso? 

Según Michael Löwy: “La revolución científica y técnica que se ha vivido en las últimas décadas, se ha dado en el marco de la acentuación de los rasgos destructivos del hombre y la naturaleza por parte del sistema. Éste debe ser criticado desde la comprensión de que los verdaderos avances hay que medirlos en relación a las necesidades y el bienestar de la humanidad. Lo que no depende de “revoluciones” meramente “técnicas”, sino de que se abra paso una perspectiva de emancipación social frente a la creciente barbarie que se vive día a día.

A finales del siglo XX (y principios del XXI) la ideología del progreso, de la modernización y de la expansión (del mercado y de la producción) sirve, más que nunca, para legitimar la dominación del Norte sobre el Sur, la acumulación ilimitada de beneficios por parte de una reducida elite y la creciente destrucción del medio ambiente. Cualquier referencia a valores o criterios no mercantiles, es calificada como “arcaica” y como “obstáculo a la modernización”, concluye el  sociólogo y filósofo franco-brasileño. 

Respondiendo al interrogante inicial, podríamos responder que no hay gobierno que sea (no que se diga) progresista sino no respeta los derechos humanos y entre los principales se encuentra el derecho a vivir en un ambiente sano, es decir a vivir en estrecha relación con la naturaleza, en su cuidado, y no en su destrucción. El buen vivir, que acuñaron los pueblos aborígenes de nuestro continente y fue alterado por el concepto de vivir bien (cueste lo que cueste), es el punto de partida imprescindible para analizar cualquier lucha ambiental por pequeña que sea o parezca. 

Nuestra América Latina vive un momento particular de su historia y desarrollo. Fruto de la lucha de los pueblos, no del regalo de nadie, han surgido una serie de gobiernos nacionales que le dieron al continente una impronta diferente. Aunque esta aun no alcanza a llegar al cuidado de los recursos naturales, por eso en estos días estamos ante una sucesión de reuniones (entre ellas las de los BRICS) que ponen en riesgo la soberanía de los pueblos sobre sus recursos naturales. 

Una muestra de ellos es lo que sucede en nuestro país que entrega cientos de hectáreas a las multinacionales del agro para la producción extensiva de soja (perdida de bosques nativos de por medio) o cierra contratos con empresas mineras y petroleras que destruyen progresivamente nuestro suelo y agota sus recursos. 

En las ciudades no hay principios lógicos de urbanización, y en aras de ese falso concepto de progreso se avanza sobre los espacios verdes, nos llenan de subestaciones eléctricas y torres con antenas de telefonía celular, se crean leyes que no resuelven el problemas de los RSU y por el contrario los gobiernos locales actúan con un desprecio absoluta respecto a la salud de todos nosotros. No hay planes para evitar las inundaciones y se siguen planificando autopistas, se acaban con los humedales, se construyen caminos costeros que detienen el libre escurrimiento de las aguas. 

Dos ejemplos de nuestra región
Hablemos de Quilmes

La Justicia paró los desmontes en la Reserva de Bernal, pero AySA de forma ilegal, sigue avanzando con el desmonte junto a la calle Espora. No responden los pedidos de informe, no justifican las obras, ni respetan la Ley Nacional N° 26.331 cuyos artículos claramente dice que “las jurisdicciones que no hayan realizado su Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos no podrán autorizar desmontes ni ningún otro tipo de utilización y aprovechamiento de los bosques nativos” (art. 7), y para poner más claridad en su artículo siguiente plantea que “Durante el transcurso del tiempo entre la sanción de la ley y la realización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, no se podrán autorizar desmontes”. 

Techint a encontrado en AySA, una empresa del Estado, su mejor aliado para crearse las condiciones que le permita avanzar con su proyecto inmobiliario Nueva Costa del Plata, construcción que significará la destrucción de la Reserva y el fin de los humedales ribereños de Avellaneda y Quilmes. Los hechos demuestran de que lado están tanto el  Estado Nacional, como el provincial y el intendente de Quilmes. 

Otro caso lo vemos en  pleno centro de la ciudad. Como resultado de la decisión de la electrificación del ramal Constitución – La Plata del Ferrocarril Roca, la unidad ejecutora -que depende del Ministerio del Interior y Transporte- resolvió, desconociendo la opinión de los habitantes del barrio, construir la subestación eléctrica en un predio que se encuentra en medio de uno de los barrios más antiguos de la ciudad, poblado por miles de personas, e incluso con 17 familias que viven dentro del predio, que para avanzar con las obras se las pretende desalojar (no son intrusados) sin ofrecerles alternativas validas. 

La Audiencia pública no respetó la ley, la información a los vecinos es nula, quienes aun no han recibido ninguna respuesta a los reclamos y pedidos de entrevistas realizado a funcionarios y organismos nacionales, provinciales y municipales que miran para otro lado. El objetivo es la electrificación antes de fin del 2015. ¿Será la base de lanzamiento para cualquier tipo de candidatura del actual ministro Randazzo?. El intendente de que lado está. 

Hablemos de Berazategui 

Durante más de tres años el Gobierno local sostuvo un basural municipal que afecta a los barrios de Plátanos Norte y Villa Mitre. Recién el 2 de julio intervino el Organismo provincial para el desarrollo sostenible (OPDS), respondió al reclamo vecinal, ordenó el cierre del predio y le dio al municipio 30 días para presentar un plan de urbanización de la zona (ver artículo Lo que el tiempo nos dejó). La lucha organizada y sistemática logró este primer paso, aunque no aun no es la solución. 

Pero ahora bien, como el desprecio de los gobernantes locales por la salud de sus vecinos sigue intacto, los residuos que iban a este predio ahora van a un campo alquilado que se encuentra en la localidad de El Pato, ubicado en la calle 525 entre 637 y 639, donde se entierra la basural oficial desde tuvieron que cerrar el basural que tenían en Plátanos Norte. Los terrenos suman unas 13 hectáreas y serían propiedad de Jorge Kanashiro. El problema solo se corrió de barrio. La provincia de que lado está. El gobierno nacional de que lado está. El Intendente (rey del medio ambiente) de que lado está.  

Tomemos otro ejemplo. Hace unos cuatro años que el municipio se propuso construir una planta de tratamiento de residuos domiciliarios. Primero en sociedad con Varela, lo que fue abortado por la lucha de los varelenses y luego solos. Para ello eligieron, solamente con un concepto económico, un predio de 16 hectáreas ubicado en una zona agrícola perteneciente a la localidad de El Pato, predio que ocupa una amplia zona del valle de inundación del arroyo Conchitas. 

El Municipio inició las obras sin consulta popular, sin presentar un estudio de impacto ambiental serio y cayendo sistemáticamente en una serie de contradicciones, donde la más flagrante es haber reconocido – en la audiencia judicial realizada el 17 de julio- que en esta etapa solo van a tratar el 10% del total de los residuos que se producen en Berazategui (cercanos a 240 toneladas diarias) el resto irán al CEAMSE.  Lo que convierte a la llamada planta modelo en una estación de transferencia de residuos. No es redundante recordar que siempre hablaron de un recupero cercano al 50%. 

Hoy todos los actos gubernamentales vienen precedidos del supuesto cuidado del ambiente. La realidad es otra. Lo que prima es el factor económico, que la mayoría de las veces está reñidos con el cuidado del ambiente y de la salud de todos y cada uno de nosotros. 

Sin una democracia participativa y plural no hay “progresismo” y mucho menos habrá progreso.

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