Día Mundial del Medio Ambiente. Hay mucho por defender

Día Mundial del Medio Ambiente

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Asamblea General de Naciones Unidas, el 15 de diciembre de 1972. Se celebra cada 5 de junio desde 1973. 

A lo largo de estos años el logro principal es que los ambientalistas dejamos de ser “los verdes” identificados sólo con algunos temas no directamente relacionados con la vida cotidiana y pasamos a ser reconocidos como uno de los movimientos sociales impulsores de las dinámicas centrales para el buen vivir de los pueblos. 

Desde que el Foro Regional en Defensa del Río de la Plata, la Salud y el Medio Ambiente se creó hace 13 años –abril de 2000-, hemos participado, impulsado, solidarizado o ayudado a instalar en la agenda política decenas de temas sociopolíticos ambientales, centrales para la vida de de la gente. Pero aún queda mucho por defender. 

Evo Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, al presentar ante la ONU las conclusiones de la reunión de Cochabamba, dejó sentado que «se trata de salvar al capitalismo o salvar a la Madre Tierra«. La disyuntiva está clara. Éxito más o éxito menos el centro pasa por modificar el sistema de producción y apropiación de la riqueza que predomina en el mundo, cambiar el sistema de distribución y aprender a vivir en armonía con la naturaleza. Es así que los ambientalistas estamos –junto a los pueblos y sus diversas formas de organización- también en el corazón de la batalla central que libra la humanidad, batalla que tiene aristas particulares en nuestro continente. 

Celebramos que en los últimos años la conciencia ambiental en nuestra sociedad ha dado pasos importantes. Casi siempre superando la acción y voluntad de funcionarios y autoridades responsables de áreas particularmente estratégicas. 

Producto de la presión y movilización de muchos sectores sociales del país se logró la sanción de la Ley de Glaciares, aunque la lucha continúa porque esta ley se encuentra seriamente amenazada en su plena aplicación por el accionar -conjunto y coordinado- del Gobierno Nacional, gobiernos provinciales y multinacionales mineras. La deficitaria reglamentación por parte del Poder Ejecutivo Nacional evita deliberadamente poner en inmediata ejecución el inventario de glaciares y ambiente periglacial y las auditorias ambientales en las zonas donde se encuentran desarrollando actividades. 

También debemos poner en la alforja de la lucha popular la Ley de Bosques. Aquí también la batalla sigue. Ya que esta ley no ha sido reglamentada en todas las provincias y esto permite el incesante avance de la frontera agropecuaria en el interior del país, con el conocido genocidio que se está cometiendo contra los pueblos originarios a quienes se los expulsa de sus tierras, o la destrucción de los espacios verdes, por ejemplo en Gran Buenos Aires, impulsado por lo negocios inmobiliarios.  

Reserva de Bernal

Como lo denuncia el Espacio InterCuencas “a diario se suceden desmontes y apropiación indebida de predios públicos en función de negociados inmobiliarios. Lo observamos desde Green Village de Hudson, o el proyecto de construcción del camino costero en la ribera de Berazategui, con el negocio inmobiliario de Techint denominado Nueva Costa del Plata en Avellaneda, (con una medida de no innovar que suspende las obras hasta la resolución del pleito, gracias a la gran pelea que lleva allí la Asamblea No a la Entrega de la Costa), pasando por los intentos de IRSA de replicar un Puerto Madero II en la Costanera Sur,  por la explosión inmobiliaria de torres y la construcción del vial costero  en Vicente López, el otorgamiento de predios públicos a colegios y clubes privados en la costa de San Isidro, el proyecto Venice en Tigre, hasta Escobar y Pilar, entre otros distritos del norte de la región metropolitana, plagados de emprendimientos inmobiliarios como Nordelta, el Complejo Villa Nueva, Ciudad del Lago, etc., todo para construir barrios exclusivos a costa del patrimonio público y que además, en muchos casos, están destruyendo los humedales existentes, destruyendo las zonas de desagüe por lo que se podrán generar grandes inundaciones y privatizando las riberas”. 

Fruto, también de la movilización y resistencia de distintos pueblos de nuestra extensa geografía, son las leyes que prohíben la minería a cielo abierto sancionado en nueve provincias o los cientos de ordenanzas a lo largo del territorio que restringen las fumigaciones aéreas y terrestres alrededor de las poblaciones. Éxito alcanzado también en ciudades del Gran Buenos Aires. 

En estos años contabilizamos a nuestro favor la sentencia de la Corte Suprema de Justicia para sanear la Cuenca de Río Matanza – Riachuelo. Proceso retrasado por la inacción tanto del Acumar, con el Secretario de Juan J. Mussi, como por el accionar del sospechado e investigado Juez Federal de Quilmes Dr. Armella. 

En nuestra región podemos contabilizar desde haber impedido la destrucción de la Selva Marginal de Hudson, pasando por obligar a las autorices a levantar basurales a cielo abierto, o bajar torres de telefonía celular, en Quilmes haber detenido el avance arrollador de Techint contra la Reserva de Bernal, hasta la resistencia de los vecinos y organizaciones sociales de Berazategui para evitar la instalación de la Subestación Rigolleau, en este tema particular aún queda mucho por hacer en la lucha contra la contaminación electromagnética y sus consecuencias en la salud humana, gran trabajo y resistencia se observan en diferentes puntos del país, puntos que se unen en trabajo conjunto y da como resultado un importante Proyecto de Ley Sanitaria que proteja a las poblaciones de los efectos del electromagnetismo (de subestaciones eléctricas y cableados de alta y media tensión) en la salud humana, este proyecto se encuentra en tres comisiones de la Cámara de Diputados y en este momento estamos solicitando a los legisladores, a través de una campaña de firmas, que traten y aprueben dicho proyecto y protejan nuestra salud(Campaña de firmas aqui 

En definitiva, existen ejemplos de sobra que muestran el crecimiento de la conciencia ambiental de una parte de nuestro pueblo. Debemos considerarla un valioso capital al momento de llevar adelante las medidas de lucha y de gestión correspondientes, teniendo claro que hasta ahora estas luchas –que muchas veces sufrieron serias represiones por parte de las fuerzas de seguridad del Estado– ha significado para los gobiernos nacionales y locales un gran problema y se han esforzado por controlar, nunca las acompañaron. 

Cuando hace trece años empezamos a dar los primeros pasos en los temas ambientales sabíamos que nos enfrentaríamos con intereses muy fuertes, también sabíamos que seríamos parte de algo más grande pero fundamentalmente estábamos convencidos de que progresivamente contaríamos con el apoyo del motor de los cambios: el pueblo organizado y defendiendo la democracia y su salud participando cada día más. 

Todavía falta mucho. Del otro lado está el enemigo de la humanidad. Por eso reivindicamos esta fecha para los pueblos, para los afectados, para los amenazados. Tratando de que nos roben los conceptos, que no la vacíen de contenido como intentan hacer con todas las fechas que se instalan desde los centros de poder.

Defendamos la costa

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